"Quieren enseñar y no admiten que nadie les
enseñe.
Censurar y que nadie los censure, mandar sin obedecer a nadie.
Quieren someter a otros hombres sin que ellos a nadie se sometan."

Juan Ruysbröeck 1293 - 1381

miércoles, 12 de enero de 2011

CAPÍTULO 4 - LIDIA PÉREZ LÓPEZ

Desafíenme, critíquenme, mas por favor,
no permanezcan quietos aceptando con los ojos cerrados
lo que otro les dice, como hasta hoy lo han hecho.

Krishnamurti

La Maestra

Hoy, Lidia Pérez López tiene menor acción en Nueva Acrópolis que hace unos años. La mayoría de los integrantes de Acrópolis la ve poco, pero sería conveniente que la conocieran más.

Es conveniente, pues todos aceptan con los ojos cerrados que ella es una Maestra. No una persona agradable llena de grandes conocimientos, como la ve su público de la radio, sino un faro espiritual, un Maestro.

En una de sus pláticas mensuales del año 2001, ella hablaba sobre el sistema que rige al mundo. Negar la realidad, seguir en el sistema y no preguntar no sólo acomoda al mundo, sino como veremos, también a Acrópolis, incluidas las preguntas finales para todo aquel que critique a la seudoescuela.

“Lo que quiero deciros es que el mundo reafirma constantemente que lo importante es negar el dolor y seguir consumiendo y punto y formar parte de la maquinaria y ni te lo cuestiones, porque si lo cuestionas cuidado contigo, ¿eh? Ah, ¿tú vas a poner en cuestionamiento el sistema neoliberal económico, vas a poner en cuestionamiento esta esclavitud de este siglo?”

También hablaba de que las personas pueden vivir en infiernos existenciales, palabras que por otra parte describen la situación de los que en Acrópolis, tienen en el problema de no poder tener vida personal y los que hemos descrito.

“… cuando te interesa resolver un asunto y ahí estas, ahí estás, quiere, pero no puede, no puede, quiere salir de una situación y realmente no puede salir, ¡eso es un infierno! o … ¿qué?”

Después habla de cómo el sistema pone en duda a quienes lo critican. Son interesantes sus palabras de cómo se puede cuestionar a quien habla sobre verdades. Sus palabras son la medida de ella misma.

“Uy, uy, uy, vamos a revisar tu historia, me parece que tú no eres una persona sana, vamos a ver qué has hecho en tu vida, así que lo que tú estás diciendo, no es algo que debamos escuchar. ¿No es cierto que robaste una paleta, no es cierto que tuviste un matrimonio fallido, quién eres tú para condenar a la sociedad?”

Veamos lo que ella dice, lo que ha hecho en su vida. Si ha robado más que paletas. Si ha robado esfuerzos de otros, traicionado su confianza, mentir y fallado en relaciones más importantes que un matrimonio. Veamos si es una persona a la que se deba escuchar. O veamos si lo que ha hecho por años, diciéndose Maestra humanista, la desautoriza para creer en sus palabras.

Lidia Pérez López se presenta en la radio y ante instancias públicas como Doctora en Psicología summa cum laude. Trabaja como psicóloga, mantiene un consultorio en su pent-house en la Col. del Valle, pero no tiene cédula profesional. En Fernanda, una mujer como tú, se lee:

Lidia Pérez no está certificada como socióloga ni da clases sobre la materia, pero la revista Fernanda no inventó el dato, sino que se basó en la información dada por Lidia Pérez. La imagen inferior muestra el que ella proporciona a los medios.

Reproducir información proporcionada por Lidia Pérez, también lo hizo el periódico El Universal en su sección Estilos, cuando cubrió la ceremonia de Lidia Pérez, en el Instituto Helénico, ubicado en la capital de la República.

En esa nota, reproducida a continuación, se informa del evento donde se le otorgó el grado doctoral y la mención honorífica, por parte de la Universidad Newport.

En esa ceremonia hubo presencia de público en general y directivos de Newport, donde se habla de la licenciada y maestra en filosofía Lidia Pérez López, merecedora de la primera mención honorífica otorgada por esa Universidad.

Entre las personas mencionadas en el tercer párrafo, los invitados, hubo Brigadas Femeninas que hicieron funciones de edecanía en la reunión.

Téngase siempre claro que la Universidad Newport es incuestionablemente la institución donde Lidia Pérez obtuvo su doctorado.

No es la Universidad Christopher Newport. Es la Universidad Newport.

Dos doctores de Universidad Newport asistieron, mencionados en el segundo párrafo de la nota, Richard Lorden y Enrique Villavicencio, también autoridades de dicha institución.

Teniendo eso presente, véase la prueba irrefutable de que la Universidad Newport, en inglés Newport University, no es una institución que otorgue grados válidos en México. Lidia Pérez López no es doctora ni tiene un summa cum laude.

La Secretaría de Educación Pública, de México, da un aviso sobre los programas de estudio que no tienen RVOE o Reconocimiento de Validez Oficial:

En la línea seis de la lista está la Universidad Newport. La SEP dice que cualquier certificado, diploma, título y grado académico expedido por la “Universidad Newport”, podemos entrecomillar el nombre, no tienen validez en México. Las personas que obtienen cualquier grado en ella, no tienen ningún grado académico.

Esas personas no pueden obtener cédula profesional, luego entonces no pueden presentarse ni trabajar como profesionistas, ni deben ser reconocidos en la calidad de lo que diga su supuesto título. La Universidad Newport es lo que coloquialmente se llama “una escuela-patito”.

Todavía más, esos títulos-patito no son reconocidos en todo el territorio de Estados Unidos, sino solamente en el Estado de California, Estados Unidos.

Por si hay duda acerca de la falta de validez de un grado Newport University, véase la misma página de dicha falsa Universidad, donde dice que sus títulos tienen solamente nivel de “estudios de post-secundaria y vocacional”.

Las universidades falsas, negocios fraudulentos como “Newport University”, han dado noticias en México, como las que se encuentran en el grupo El Cuadro de desHonor, donde aparecen personajes ligados a la “Universidad Newport”. Por ejemplo, uno de los presentes en la “ceremonia de graduación” de Lidia Pérez: Richard Lorden, autoridad representativa de Newport, como informa la nota.

Richard Lorden es un personaje ligado a otra falsa universidad, la segunda en la lista de la SEP, la “Pacific Western University”.

La persona que escribió comentó que dejó de usar el falso título. Es menos cierto lo de la licencia para operar. El Cuadro de desHonor, un importante grupo en contra del fraude académico y la usurpación de profesiones, cita otros casos de la falta de RVOE y de personas ligadas al fraude de Newport University, en la última línea de la siguiente nota:

Además se encuentran los doctorados honoris causa, como el mencionado en esta otra nota de El Universal, con la mención de Enrique Villavicencio, del cual, dada la falta de validez de la Universidad Newport, su título de director académico internacional no es real.

Lidia Pérez no puede aducir que se le haya engañado, pues un “grado” como el de ella cuesta 7 mil 800 dólares. “Universidad Newport, Pacific Western University”, son negocios a donde recurren personas que quieren comprar un grado falso. Se obtiene tomando de 4 a 8 horas semanales de “clases virtuales”, alcanzándose el doctorado respondiendo cuestionarios por Internet desde casa o un café Internet. El supuesto grado se obtiene en un lapso de entre una semana a un mes.

La siguiente nota de El Nacional explica que la SEP alerta contra universidades “patito”, donde en el listado de la derecha se ve a la Newport University, que destacamos en azul. La nota explica que en esas “universidades”, con un pago de entre 16 a 25 mil pesos se obtiene un falso grado universitario.

La reunión mencionada en la nota, de Secretarios de Educación del país, condujo al impedimento de expedir cédulas profesionales a las personas que compraron sus falsos títulos en el fraude de la “Universidad Newport” y en otras 11 falsas universidades.

En la atención a lo que se menciona como “fraude académico”, El Universal repite la nota sobre la alerta contra las personas relacionadas con esas “universidades” donde Lidia Pérez obtuvo su “doctorado summa cum laude”.

Algunos miembros de Acrópolis dicen que Lidia Pérez tiene los conocimientos del grado de Doctor –lo cual es falso– y que es válido que ella mienta, pues lo hace para una buena causa: Acrópolis.

Muchas personas e instituciones de real prestigio han sido engañadas: Bellas Artes, Ernesto Schiettino, Radio Red, Radio Fórmula, Fernanda Familiar. Si ellos supieran que Lidia Pérez miente, ¿la apoyarían?

¿Podemos imaginar al psicólogo Guisseppe Amara, que comentó el libro de Lidia Pérez, como parte del Cuerpo de Seguridad? No queremos pensarlo de ese modo.

El Universal ha cubierto bastante la información, así como Tabasco Hoy y La Jornada, ésta apenas el 12 de agosto de 2010, sobre la gravedad de la usurpación de profesiones:

Recuérdese la nota de El Universal donde se dice que Lidia Pérez estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Granada, más los grados de licenciada y maestra en Filosofía. La colocamos de nuevo con atención al quinto párrafo.

Dice: “Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Granada, en donde además hizo su Maestría en Filosofía Pura”.

No existe una carrera llamada Filosofía y Letras.

En ninguna parte, tampoco en la Universidad de Granada, existe la Licenciatura de Filosofía y Letras que Lidia Pérez dice haber cursado.

Filosofía y Letras es la Facultad donde están las carreras, separadas, de Filosofía y las de Letras. Pensar que es una carrera es un error común en las personas que desconocen las humanidades.

Al participar en la Expo Infinito, ella repetía esos datos en la sección “Grilla de Actividades”. Hoy aparece menos abultado y borró lo de tener una Maestría en Filosofía Pura y lo dejó como Maestría en Filosofía.

Independientemente de lo que podría significar Filosofía Pura, el dato hoy se ve así:

La Universidad de Granada, España, no tiene una Maestría en Filosofía.

Más todavía: en España no existen las Maestrías.

Se puede obtener el grado de Licenciado o Doctor, pero no de Maestro. Aparte de ello se encuentran los Masters, semejantes a los diplomados en México. No son grados académicos.

Si tiene la licenciatura como dice y menciona un segundo nivel profesional que no es la Maestría, se debe referir a un doctorado.

Las tesis doctorales en España aparecen en la base Teseo, perteneciente al Ministerio de Educación. Ninguna tesis de Filosofía o Filosofía Pura aparece a nombre de una Lidia Pérez López.

Lidia Pérez borró la mención de licenciatura y maestría en las páginas a su alcance, como en su “Semblanza”, sin contar con que no puede modificar las que ya fueron impresas o subidas a Internet, como la información de los diarios.

Sin embargo, conserva otras afirmaciones como las conferencias en Harvard y la Sorbona.

Última línea de la nota de diario jalisciense. Lidia Pérez López, también, es investigadora.

Paso trunco por el SUA

Casi a mediados de los años 1990, ya radicada en México, Lidia Pérez ingresó al Sistema Universidad Abierta, de la UNAM, y se presentaba a clases sin haber hecho examen de admisión.

Puso a dos miembros de Acrópolis a hacerle la carrera de Letras Hispánicas. Ella les daba dinero para comprarle los libros y esos integrantes de Acrópolis le hacían los trabajos de toda la carrera, trabajando hasta la madrugada.

Al cabo de dos semestres, ambos abandonaron. Lidia Pérez dejó el SUA.

Lidia Pérez no tiene cédula profesional. No tiene revalidados estudios profesionales. En España no hay Maestrías como ella dice tener. La Universidad de Granada no tiene registros de su supuesta tesis. La base de datos Teseo de España no tiene tesis registradas a nombre de ella. En México entró al SUA sin hacer examen de admisión a la UNAM y lo abandonó cuando se fueron de Acrópolis las personas que le hacían los trabajos de la carrera y que ella firmaba como propios. Hoy se presenta como especialista en medios, Licenciada en Filosofía y Letras, Maestra en Filosofía Pura, profesora de sociología, investigadora, conferencista especializada en antropología cultural, conferencista en Harvard y la Sorbona, doctora en psicología summa cum laude. No tiene certificación en ninguna de las materias que enuncia. El grado es falso y lo compró a un negocio denunciado por la SEP. Lidia Pérez López es una doctora patito.

Las conferencias internacionales

Véase que en su presentación, Lidia Pérez afirma que dio conferencias en “los principales foros académicos” como “la Universidad de Harvard y la Sorbona de París”.

Escribimos a las siguientes dos direcciones de correo, de La Sorbona (Valerie Derouiche, de La Défensé) y Universidad de Harvard:

valerie.derouiche@gmp.terre.defense.gouv.fr

www.bu.edu/ocs/questions/questions.html

La Sorbona nos informa que “ninguna persona llamada Lidia Pérez ha dado conferencias en la Sorbona”.

En Harvard, se nos informa que “no hay conferencias impartidas por Ms. Lidia Pérez López”.

La falta de un currículo real

Un doctor en Psicología summa cum laude tiene un extenso currículo académico. Actividades profesionales, publicaciones en revistas internacionales. Sin mencionar el nombre, damos un ejemplo de trayectoria en una doctora real, de lo que hace en un lapso menor a un año.

Al contrario, la “semblanza” que se presenta en la página web de Lidia Pérez, contiene un torrente de imprecisiones e hinchazones destinadas al efecto.

Los altos niveles que dice tener deberían estar respaldados por grabaciones, fotografías, textos de conferencias, diplomas obtenidos por haber estado en las universidades más importantes. No hay nada, en cambio, sugiere: “Se ha presentado en los más destacados”, “cabe mencionar”, “entre sus publicaciones destaca”, “ha participado en numerosos”, “a nivel mundial”. Destacamos en amarillo el acúmulo de vaguedades, imprecisiones y mentiras mal borradas. En su anterior currículo, afirmaba haber trabajado en Radio y Televisión Española. También es mentira.

La Dra. Lidia Pérez López, Filosofa y Psicóloga es una reconocida humanista y una de las voces más inteligentes, queridas y respetadas de la radio, su potencial para mantener atenta e interesada a la audiencia es asombroso por el nivel de conocimientos que posee en temas humanos y por la gran emotividad que transmite en quien la escucha.

Su destacada labor profesional se ha desarrollado en los ámbitos de la comunicación, la docencia y la Psicoterapia.

Como comunicadora su labor se ha desarrollado fundamentalmente en el ámbito radiofónico, con más de 25 años de presencia permanente, dirigiendo, produciendo y conduciendo diversos programas culturales y humanistas de gran éxito e impacto como “Sin Mascaras”, “Enigmas”, “Lidiando el Futuro y la Nueva Conciencia”, etc.

Como conferencista especializada en antropología cultural ha participado en numerosos cursos, seminarios y congresos sobre ciencias humanas y filosofía a nivel mundial.

Se ha presentado en los más destacados foros académicos de las principales ciudades de Europa y América, entre los que cabe mencionar: la Universidad de Harvard y la Universidad de Massachussets en Boston, Estados Unidos; la Sorbona de París, en Francia; la Universidad Complutense, de Madrid España, y los más importantes centros educativos de nivel superior de nuestro país.

Su trabajo social ha sido muy intenso. Ha Fundado en México solidas instituciones sin fin de lucro y de gran prestigio como la Asociación cultural Nueva Acrópolis y el Comité Pro-revaloración Giordano Bruno, dedicadas a la formación humana a través de la filosofía en las que más de medio millón de personas se han beneficiado de manera directa de sus actividades, en los últimos 20 años.

Ha creado en México la CUEP, Comunidad Universitaria de Estudios Profesionales, Universidad humanista laica e innovadora, especializada en humanidades, dedicada a la formación de profesionales de alta excelencia académica y gran compromiso social.
Entre sus publicaciones destaca el libro “Para que te amen”, con más de 100,000 ejemplares vendidos.

En los párrafos antepenúltimo y penúltimo, presenta a Acrópolis y al Comité Giordano Bruno como si fueran ideas de ella y no trabajos de Acrópolis Internacional.
En las siguientes bases de datos puede buscarse si existen trabajos académicos o de investigación de Lidia Pérez López, en el área de la psicología donde tiene un supuesto doctorado. Nosotros buscamos las direcciones y rastreamos trabajos de Lidia Pérez López, doctora en psicología. No hay absolutamente nada.

http://www.news.harvard.edu/gazette/calendar/lectures.html

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/query.fcgi?db=PubMed

http://www.psychologyinfo.com/directory/CA/

http://www.psychologicalscience.org/

http://www.psychologistsusa.com/

http://www.psycholoyinfo.com/directory/

http://nationalregister.org/

A lo anterior se debe sumar que Lidia Pérez también es especialista en medios.
De ese modo se presentó ante reportero, cuando aceptó la invitación de hablar en la presentación de de una ONG enfocada a vigilar la objetividad y claridad de los medios de comunicación.

Por qué se creen los currículos imprecisos

Si Lidia Pérez, que lleva 20 años viviendo en México, exagera su acento catalán en el uso de S y L, para enfatizar su origen español, es un tema que habría de determinarse. Del mismo modo sería materia de otro libro determinar en qué medida toma sus ideas de Osho, añadiendo un tono inflado y ampuloso a sus palabras, aparte de que muchas veces no dice nada.

Lo que sabemos, es que en México cometemos el error de impresionarnos con quien venga del extranjero.

También sabemos que un tipo determinado de personas pueden mentir a gran escala. Carecen de remordimientos, creen sus mentiras y ven a las personas como objetos.

Sus rasgos de personalidad nos proporcionan la evidencia clínica, que basada en los ítems de las clasificaciones actuales, nos señalan que Lidia Pérez López reúne los criterios diagnósticos del trastorno de personalidad disocial.

El epígrafe F60 del CIE-10 especifica que el enfermo psiquiátrico con trastorno de personalidad disocial, reúne al menos 3 de los siguientes 7 criterios:

1. Actitud marcada y persistente de irresponsabilidad y despreocupación por las normas, las reglas y las obligaciones sociales,

2. Incapacidad para experimentar culpa y aprender de la experiencia, en particular del castigo

3. Cruel despreocupación por los sentimientos de los demás,

4. Muy poca tolerancia a la frustración o bajo umbral para descargas de agresividad que incluso da lugar a un comportamiento violento,

5. Incapacidad para la empatía,

6. Marcada predisposición a culpar a los demás o a ofrecer racionalizaciones verosímiles del comportamiento conflictivo, irritabilidad persistente

7. Incapacidad para mantener relaciones personales duraderas,

Antecedentes de Lidia Pérez

Lo que describiremos a continuación no es una relación de accidentes, sino de sustancias. Describe cómo un grupo seudofilosófico, no sólo Acrópolis, puede cobijar a personas que mienten sin restricciones y usan a los demás usando apariencias filosóficas. Se describen los modos de control de toda persona que se encuentra en la cúspide del poder una seudoescuela.

Lidia Pérez López es una mujer nacida en Barcelona, España, naturalizada mexicana por medio de su matrimonio con un miembro mexicano de Nueva Acrópolis, de quien se divorció hace 20 años.

Lidia Pérez fue desde 1985 a 2004, Mando Nacional de Nueva Acrópolis México, cargo que hacia afuera se llama directora nacional y que hoy ocupa la Sra. Esmeralda Osuna. Lidia Pérez hoy tiene una posición de asesora, pero mantiene el poder dentro del grupo, ya que la directora nacional le consulta todo lo que debe hacer y mantiene control sobre los integrantes.

Lidia Pérez López, quien es Brigada Femenina y Hachada de cuatro cadenas, se decía cercana a Jorge Ángel Livraga Rizzi, de quien contaba haber visto su dolor cuando en la Reunión Internacional de 1981 expulsó a su esposa Ada Albrecht.

Lidia Pérez ingresó al grupo Nueva Acrópolis España en su juventud, donde ascendió en la jerarquía hasta ser jefa de dos filiales.

Lidia Pérez nació, de acuerdo con sus palabras previas a 1991, en una familia de ingresos medios, con la cual mantenía difíciles relaciones. Su exesposo refería con hastío, después de haberla acompañado en visita a casa de los padres de ella, “no volver nunca” debido al ambiente de tensión generado por Lidia Pérez quien, en palabras de ella misma, criticaba a su familia por el grado de descuido en que vivían, donde no eran “capaces ni de limpiar una mesa”, lo que decía al pasar un dedo por los muebles, comentarios hechos por ella en las reuniones de dirigentes.

A diferencia de lo ella que dice hoy a sus dirigentes, en los orígenes de Lidia Pérez su situación económica personal le causaba un enorme malestar. Tuvo durante un tiempo, un puesto de venta de pescado. Lidia Pérez habla hoy de herencias familiares que explican su situación acomodada.

Episodio decisivo fue que Lidia Pérez cayó en una profunda depresión debido a un embarazo no deseado, con un hombre que no hizo frente a sus responsabilidades.
Como resultado, Lidia Pérez, como ella lo contó, regresó un tiempo a casa de sus padres, donde al decir de ella también, permaneció semanas postrada en cama.

Ella dejó España, años después, cuando su hijo tenía cerca de 9 años de edad. Ella solicitó permiso en Nueva Acrópolis España para dirigir la sede en México. Existía una filial de Acrópolis en México, pero ésta tenía problemas de crecimiento. Livraga dudaba, pero con el aval de la entonces subdirectora, Delia Steinberg, Lidia Pérez llegó a México en 1985.

Las primeras mentiras

Un hilo en la concreción del carácter de Lidia Pérez, dado al fraude sin experimentar restricciones morales, está en la mentira significativa de aducir la ética de sus actos, en el sentido de su aseveración repetida de nunca haber vivido de Nueva Acrópolis, de no haber tomado un céntimo, ni esfuerzo de los integrantes del grupo. Afirma que a diferencia de otros mandos nacionales, ella siempre vivió de sus recursos.

Es por eso que insistimos de nuevo y finalmente, que en estas páginas no buscamos exponer a Lidia Pérez, sino obtener la interpretación de sus actos.

Los gastos de Lidia Pérez en sus visitas a filiales o en reuniones nacionales son un rubro importante, pues Lidia Pérez nunca paga sus traslados en avión, transportes, hospedaje y comidas, actitud que enseñó a hacer, a la hoy directora nacional. Esos gastos, más los del tipo de habitación y las flores que debe tener de adorno, son erogados por las filiales de Acrópolis.

La cuenta por alimentos por cada miembro o hachado es de cerca de 50 pesos si es desayuno o cena. Las cuentas de Lidia Pérez en esas mismas comidas alcanzan sumas de mil pesos, pagados por la filial, por compras de vino Concha y Toro, quesos y carnes frías españolas, verduras hidropónicas, paté de hígado de ganso, etc., exclusivamente para ella.

Lidia Pérez hoy recibe dinero de Nueva Acrópolis por medio de que Acrópolis le sufraga gastos que le permiten ahorrar su dinero. Puede entenderse la broma que hace a los miembros de Acrópolis, cuando ríe haciendo voz aniñada: “Lidita cuesta”.

Tiene razón. Lidita cuesta. Acrópolis le ha pagado durante años. Hoy, ella dice que ha llevado una vida recta, sin beneficiarse del esfuerzo de sus miembros, pero así como lo hace hoy, lo hizo ayer.

Entradas por conferencias, vestidos usados

En las conferencias de la sede de la calle Guanajuato, en la Col. Roma, desde mediados del decenio de 1980, cada jueves de conferencia Lidia Pérez pasaba a la Secretaría de Economía a llevarse el dinero de las entradas. Cuando un secretario adujo legítimamente que era dinero de Acrópolis y no de ella, negándose a darlo a Lidia Pérez pese a la insistencia y enojo de ésta, ella lo removió del cargo.

Los miembros de Acrópolis suponían que el dinero de las entradas era para el sostenimiento del grupo. Conferencistas invitados se percataron de que se cobraba por entrar a las conferencias, siendo que se les había dicho que era por la cultura y como tal, conferencias gratuitas.

Los conferencistas miembros de Acrópolis, por ejemplo, podrían haber recibido un porcentaje de sus conferencias, pues también pasaban apuros económicos por sus pagos de cuota y otros gastos de Acrópolis.

De habérseles propuesto pagarles, lo habrían rechazado, pero en cambio, Lidia Pérez no sólo se llevaba las recaudaciones, sino que también se vestía con ropa de los miembros.

No fue la primera vez que lo hizo cuando en una reunión, Lidia Pérez dijo públicamente a una integrante que le regalara un vestido que llevaba puesto, ya que a ésta, agregó Lidia Pérez, no le sentaba bien. La integrante se lo regaló. Durante bastante tiempo Lidia Pérez asistió a sus conferencias y citas de la radio con ese vestido.

Lidia Pérez se vistió con ropa usada que pidió.

Aunque sus secretarias particulares le cocinaban y le prestaban dinero, cuando Lidia Pérez pudo dejar de vivir en la sede y comprarse un departamento de lujo, quienes hicieron el trabajo de pintado y acondicionamiento de la casa, fueron los miembros masculinos de Fuerzas Vivas. Ella no les pagó un centavo.

Alimentos, entradas por conferencias, ropa y trabajos de albañilería, fueron el paso previo a mayores alcances.

El Los actuales miembros de Acrópolis conocen la costumbre de organizar rifas para, se les dice, beneficio de la filial. La venta de los boletos para esas rifas es trabajo de los miembros de Acrópolis, quienes tienen la obligación de comprar los boletos que no puedan vender.

La práctica nació con las rifas organizadas para la compra de los dos primeros autos de Lidia Pérez.

Cuando empezaba a ir a la radio como invitada, Lidia Pérez llevó a cabo una junta general de miembros y Fuerzas Vivas donde argumentó que como mando nacional no podía seguir en el auto que tenía, pues lucía mal frente a los estacionados en Radio Red, cuando llegaba invitada a algún programa.

La solución era que ella debía tener un auto presentable, dijo.

No había otra forma de obtener el dinero que a través de una rifa.

Al saber que se necesitaban permisos de Gobernación, se hicieron imprimir los boletos, dando a cada elemento, una cantidad alta de boletos que debería vender donde fuera.

Solamente un integrante protestó en corto: “si quiere un auto, que se lo compre”. Otra le respondió que no fuera egoísta, que era un favor para la Maestra.

Algunos entendieron que Lidia Pérez quería un auto para ella, no como presencia institucional. Por generosidad de ellos se entró a la rifa, ignorando que se estaba sentando un precedente negativo.

Este es un paso importante. Sin restricción alguna, sin resabios, Lidia Pérez utilizó a los miembros de Acrópolis en su beneficio, argumentando que era “por el ideal”. Acrópolis nunca recibió promoción en esos programas.

Debido al trabajo particular, más los trabajos de Acrópolis, no daba tiempo a los miembros de dedicarse a la venta de los boletos. Cerca de la fecha de vencimiento para la rifa, apareció el problema de que muchos no habían vendido sus entradas.

Lidia Pérez, por medio de una integrante cercana a ella, ordenó que los miembros que no vendieran sus boletos, los pagarían de su dinero.

Todos se enteraron de eso por medio de esa integrante. Nadie protestó, porque se mezclaban las figuras de la Maestra y de Lidia Pérez.

Se debe pensar también que la mayoría de los integrantes tenía menos de 28 años de edad. El adoctrinamiento dejó ver sus efectos.

Lo que era un apoyo se volvió una obligación, donde gran cantidad de miembros compró sus boletos, al grado de que muchos gastaron hasta la mitad de sus sueldos. La misma integrante que pasó el mensaje ayudó a varios a vender sus boletos con un amigo.

El segundo auto que Acrópolis compró a Lidia Pérez

Nunca se compró cualquier auto, por ejemplo no un Volkswagen. Fueron autos al gusto de Lidia Pérez, un Nissan Blanco y un Taurus azul.

Para el segundo auto, el déficit en la venta de boletos trajo el problema de que no fue posible comprar el auto del ganador. Éste terminó por llegar a la sede acompañado de un abogado, cansado de las dilaciones que Lidia Pérez le daba por teléfono.

Sin dar la cara tampoco esa vez, ella trató todo, por medio de personas que forman parte de un grupo constante en Nueva Acrópolis, el de los miembros con recursos económicos, futuros Hachados por entonces. Ellos terminaron por hablar con el ganador y con su abogado, además de sufragar los gastos, con lo cual Lidia Pérez tuvo su auto.

Se volvió tarea de las Fuerzas Vivas, lavarlo. En cuanto la Maestra llegaba a la sede, el guardia de Seguridad debía tener cubeta y trapo listos.
Si el auto no era bien lavado, empezaban los gritos durante el consejo.

Robos

Esos autos sufrieron intentos de robo. Los dos a mano armada. Desarmados, los guardias de Seguridad impidieron los hurtos afuera de la sede. En un tercero, se logró robar el medallón de un auto. El guardia en turno tuvo qué comprarlo con su salario, desde ir a buscar la refacción.

Al contrario de los beneficios obtenidos por ella, existe el ejemplo del jefe de una filial que por pintar una fachada de Nueva Acrópolis cayó de una escalera, llevándose un golpe que le provocó un constante zumbido en los oídos, cuya gravedad llegó a afectar su estabilidad emocional y mental. Éste era el hermano más joven de dos que pertenecían a Fuerzas Vivas.

Al solicitar él, ayuda económica para tratarse, ya que además el accidente ocurrió trabajando en Acrópolis, la orden de Lidia Pérez a los hachados fue “asegúrense de no pagarle nada”.

En menor escala, se encuentra la costumbre de Lidia Pérez de contratar personas de Acrópolis para que trabajen con ella, pactando un salario y al pagarles el primero, les da menos dinero, además de que siempre se los da a destiempo.

Tlazala

Tlazala es una propiedad en el Estado de México comprada hace 20 años por el primer Hachado que tuvo Acrópolis, el cual dejó el grupo cuando pagó los gastos de viaje y hospedaje de Lidia Pérez y de su esposo Adrián Pérez a una Reunión Internacional.

En Tlazala, durante años los integrantes han trabajado para crear un sitio de reuniones, donde realizan labores de albañil, físicamente y aportando materiales, así como financiamiento monetario. Los gastos y trabajo manual sin remuneración fueron para agrandar y acondicionar el terreno, así como para comprar todos los terrenos adjuntos y con eso tener salida al otro lado de la carretera, para que nadie tapara la entrada.

El modo de obtener el dinero para esa salida a la autopista, fue por lo que Lidia Pérez, recordando el Teletón, llamó un “Acropolitón”, el cual llevó a cabo en una reunión nacional de Fuerzas Vivas.

Llamando por celular, con la sonrisa que siempre muestra y comprometiendo a los presentes a dar dinero, insistiendo a otros a dar más de lo que difícilmente podían prometer.

De nuevo, si no alcanzaban la cifra, estaban comprometidos a pagarla aunque se tuviera qué pedir prestado.

Las aportaciones por cada miembro fueron de los 3.500 pesos a los 10 mil, hasta reunir la cantidad de 400 mil pesos. Ella ofreció dar 40 mil, igual que Esmeralda Osuna. No se tiene la certeza de que haya sido así.

Aunque así fuera, 40 mil pesos son una bicoca, pues Lidia Pérez dijo que el terreno se usaría para Acrópolis, pero añadiendo de paso, que se rentaría para actividades de otros grupos.

Ese comentario de pasada es la preparación de la realidad. Tlazala será utilizado por Lidia Pérez. Ella llevará a los alumnos de su escuela CUEP y les cobrará por el uso de las instalaciones, entradas de dinero que no irán a los fondos de Acrópolis.

La participación de Nueva Acrópolis será llevar a las Fuerzas Vivas como hace siempre para sus trabajos personales, usándolos ahora como edecanes, recibiendo los consabidos gritos cuando no trabajen bien. Exactamente como sucedió con los automóviles, con el lavado de su auto y el cuidado del mismo por parte de las Fuerzas Vivas, pero a mayor nivel. Lidia Pérez ha tomado práctica en su modus operandi.

Pasemos a su patología.

1. Actitud marcada y persistente de irresponsabilidad y despreocupación por las normas, las reglas y las obligaciones sociales

Su expulsión de colegio católico a los 15 años de edad, es un primer antecedente de su cumplimiento de este ítem. El hecho puede generar simpatías en ciertos grupos de sus admiradores, pero no se trata de verlo a través de simpatías o no, sino de ver un patrón de personalidad en conflicto con las normas y las autoridades.

La más importante prueba de la despreocupación de Lidia Pérez por las normas, las reglas y las obligaciones sociales tienen su muestra en lo que denunciamos de su “Doctorado en Psicología summa cum laude” por la “Universidad Newport”, junto con su falso currículo.

Se debe recordar que Livraga se mostraba poseedor de reconocimientos y membresías de condecoraciones e instituciones sin respaldo académico.

Esa despreocupación por las normas en cuanto a lo académico, inició cuando Lidia Pérez ordenó, en 1987, que todos los conferencistas aparecieran como Licenciados ya que, aseguró, el titulo otorgaba más “presencia”.

Cuando le dijeron que podían tener problemas por hacerse llamar Licenciados sin serlo, ella dio marcha atrás, pero ordenó, como se hace a la fecha, que si los conferencistas no tienen carrera, se les debe llamar “profesores”.

2. Incapacidad para experimentar culpa y aprender de la experiencia, en particular del castigo,

El mentir públicamente mostrando un doctorado que no se ha ganado, copiando formas sociales y académicas, actuando con normalidad, se relaciona con la ausencia de sentido de culpa en Lidia Pérez, quien desdeña las normativas del país donde radica, así como de las organizaciones Secretaría de Educación Pública y Sociedad Mexicana de Psicología.

3. Cruel despreocupación por los sentimientos de los demás,

Afirmaciones de Lidia Pérez repetidas por sus dirigentes a las escasas madres de familia en Nueva Acrópolis y gente joven, son: “Los hijos son manipuladores y chantajistas y no debes caer en sus engaños de que necesitan cariño”, o “A los hijos se les debe dar el mínimo de tiempo, pero de calidad”.

Por esa razón muy pocas dirigentes son madres, ya que saben que no podrían continuar con la misma carga de trabajo y serían mal vistas dentro de la estructura.
Estas anormalidades, tienen su explicación al analizar el historial clínico de Lidia Pérez.

Embarazada por descuido de un hombre que la abandonó, ella cayó, como lo narraba, en una depresión, refugiándose en casa de sus padres durante meses.

Este hijo, de nombre David, la buscó siendo él adolescente, consiguiendo el teléfono de Acrópolis México desde España.

Cuando él le manifestó su necesidad de verla, Lidia Pérez trató de evitar que él viniera a México, aduciendo argumentos insulsos como la inseguridad en el país (menor que hoy), la diferencia de culturas, el clima o no tener para el billete de avión.

Su hijo insistió y al final dijo que iría a verla, aunque ella no quisiera.

El primer regalo que Lidia Pérez le dio cuando él llegó, fue un libro de fotografías de Barcelona.

Inmediatamente puso restricciones a su hijo, como que no le llamara “mamá”, en Acrópolis. Al par, fue ostensible que Fuerzas Vivas hicieron la vida imposible a ese joven, por medio de la agresión abierta o pasiva.

Lidia Pérez le daba dinero, además de una habitación. Sin embargo, como su hijo necesitaba afecto y no dinero, entró en conflicto con ella, manifestándolo en desordenar su habitación como un adolescente promedio. Lidia Pérez lo echó a la calle y le ordenó que no la buscara más e hiciera su vida como pudiera.

David es hoy un hombre que ronda los 40 años, radicado en el Distrito Federal. Pasó graves problemas económicos para conseguir trabajo y lograr radicarse en el país.

Desde ese hecho, Lidia Pérez ha intervenido para atacar la maternidad, separar parejas recién casadas, instigar separaciones entre novios, así como interrumpir embarazos en miembros de Acrópolis y muchachas de los Janos que desean ser madres, ya sea porque se entera a través de ellas, de chismes o de conversaciones en su consulta psicológica.

En una reunión a inicios de los 1990, Lidia Pérez había planteado “casarse con Acrópolis”, indicando que un integrante no debería tomar una pareja o debería tomarla dentro de la estructura, a causa de que el compromiso no dejaba tiempo para una vida “normal” y que personas que no fueran de Acrópolis no entenderían el compromiso.

De inmediato se levantó una voz total de protesta: “¡No!”

Lidia Pérez se levantó con una sonrisa, diciendo que dejaba el cargo de mando nacional.

Risas, pero esa simple pregunta provocó la salida de varios miembros.

Lidia Pérez pareció ceder esa vez que encontró la franca oposición de miembros y Fuerzas Vivas, pero con el paso del tiempo ha logrado interrumpir embarazos mediante presiones en llamadas telefónicas o enviando a integrantes de Nueva Acrópolis a que convencieran a la embarazada de no tener el niño, utilizando Brigadas Femeninas o dirigentes de Janos. No se requiere gran acoso. Una o dos pláticas a lo sumo, no necesitas más. Lo dice tu Maestra, la mujer sabia es quien te está aconsejando. La gran mayoría de las muchachas de los Janos y mujeres adultas deben sentirse inmensamente agradecidas por esto. La tasa de nacimientos en Acrópolis es casi cero.

El porcentaje de matrimonios separados por cargos es del 99%.

Así mismo ocupa un sitio de manera inconsciente, en las Brigadas Femeninas, la idea de no tener hijos como “la recomendación que hace el Maestro JAL (Livraga)”.

Otra de sus expresiones es la exhibición pública de terceros.

Lidia Pérez se burla de las parejas de recién casados que tratan de mantener una cercanía en Nueva Acrópolis por tomarse de la mano o sentarse juntos en reuniones.

Así mismo, de inmediato separa parejas recién casadas, impidiéndoles sentarse juntas en el autobús, en viajes o enviándolas a fundar filiales en estados distantes entre sí.

Muchos integrantes pasan por el incómodo momento en reuniones cuando Lidia Pérez inicia su consabido ataque al género masculino, haciendo chistes soeces sobre el miembro masculino, por ejemplo.

De la humillación pública no escapa el esposo de la directora Esmeralda Osuna, al que Lidia Pérez dijo en público: “quiero que me prestes a tu esposa por los próximos 15 años” para dedicarla a Acrópolis. Teniendo la aceptación de Esmeralda, Lidia Pérez no necesitaba pedirlo, excepto para humillar al cónyuge al mostrarle un hecho consumado en cuya realidad él no vale nada. No necesitaba pedir permiso a un hombre cuyo mayor papel en Acrópolis es cargarle a su esposa Osuna, el bolso de mano y la lap-top.

4. Muy poca tolerancia a la frustración o bajo umbral para descargas de agresividad que incluso da lugar a un comportamiento violento

La violencia de Lidia Pérez de llegar al extremo de romper un plato en la cabeza de su primer esposo, que lo obligó a acudir al hospital a recibir suturas, puede ser visto como un chisme. Es diferente cuando ese plato roto se ve como un patrón de conducta, pues los accesos de agresividad de Lidia Pérez han sido habituales en Acrópolis.

La violencia verbal y física de Lidia Pérez era moneda corriente en las reuniones de secretarios de los primeros tiempos. Los dirigentes de Acrópolis de esas épocas pueden testimoniar el desarrollo de las reuniones de avance de proyectos, llamadas consejos, presididos por Lidia Pérez. Cualquiera de los dirigentes podría relatar la forma en que, al dar la primera noticia de un trabajo que no se había hecho, Lidia Pérez respondía tomando un plato o vaso de la mesa, estrellándolo contra alguna pared.

Los gritos de ella acompañaban a las reuniones de consejo, escuchándose por la sede de Guanajuato hasta la calle, creando un ambiente de mucha tensión. Platos, vasos y lo que tuviera a mano, ante la frustración iba a estrellarse contra los muros, junto con las vociferaciones de insultos que la educación nos impide reproducir.

Los dirigentes permanecían inmóviles, apabullados y temerosos durante las dos horas o más que duraba el consejo, pues la escena se repetía con cada uno de los informes, cada semana.

Lidia Pérez estaba constantemente de malhumor, al punto de que los miembros más jóvenes se sentían intimidados al escuchar el ruido de sus tacones en la duela. Hay que entender que eran personas de entre 19 a 25 años de edad, que habían colocado todos sus referentes de vida en Acrópolis.

Este tema debe ser dimensionado en su justeza, pues Nueva Acrópolis es un sitio que recluta preferentemente jóvenes, tendiendo más a los grupos jóvenes en sus subestructuras como los Janos y Cadenita de Oro, que es un proyecto de guardería, el cual todavía no despega. El de niños de 10 años se llama Tablitas.

El bajísimo umbral de frustración de Lidia Pérez se notaba en lo mínimo, como cuando un mueble no queda en el lugar donde dijo. Eso la frustraba provocando en ella escenas de ira donde enrojecía, gesticulaba e insultaba a los miembros de Nueva Acrópolis.

Todavía se enfurece hasta grados de descompostura, en las reuniones de Fuerzas Vivas y Secretarios Nacionales.

Es muy alabada por sus interlocutores la supuesta simpatía que despliega Lidia Pérez.

Ese encanto es superficial. Constituye uno de los elementos de la psicopatía mostrar una presencia agradable, pero sin la profundidad de relación.

Servirle a la mesa en las comidas o cenas de Acrópolis es una tarea de la cual las Brigadas Femeninas, que permanecen trabajando como meseras hasta las dos o tres de la mañana en las cenas de hachados, sin recibir las gracias en muchas ocasiones porque no se trata de eso ya que hacen un servicio, huyen si pueden. Tristemente para ellas, no pueden evitar atender a Lidia Pérez, quien sigue inspirando miedo, quedando como única salida, faltar.

Ese miedo no se puede adjudicar a puerlidad de los miembros, sino al sistema descrito de Acrópolis, al cual si bien es coercitivo, se le suman las actitudes de Lidia Pérez.

Podría suponerse que es Lidia Pérez solamente, pero no es así. Ella pasó sus formas a ciertas mujeres colocadas en las posiciones de poder. El mismo constante mal carácter, el chantaje con palabras ofensivas, los regaños repetidos por estar reunidos riendo. En Nueva Acrópolis, Lidia Pérez coloca al frente a las mujeres de su mismo perfil.

Cuando se aceptó la propuesta a Lidia Pérez de tener un programa en Radio Red, convocó a una reunión de miembros para darle ideas para ese programa, desde el nombre. El formato de su primer programa nació de las ideas de esos miembros.

Igualmente tuvo a un equipo para transcribir sus conferencias y armar, ellos, capítulos que ella aprobaba sin trabajo de autor. Tenía explosiones de enojo por lo que no salía como ella deseaba. Varias personas, no menos de 10, trabajaron en el libro firmado por Lidia Pérez, Para que te amen.

Hemos dicho que su violencia ha cambiado. Esa modificación tuvo un objetivo y tuvo relación con su entrada a la radio. En una reunión de miembros comenzó a preguntar, sonriente: “¿verdad que cuando actúo estar enojada, se me cree?” El pleno emitió al mismo tiempo una sonrisa y varios se vieron entre sí con expresión de: “¿Ahora dirá que actúa? Sin embargo todos callaron cuando ella seguía “¿verdad que mis actuaciones de enojo son creíbles?” Con ese cuadro, Lidia Pérez dijo adiós a sus escenas de griterías y roturas de platos, porque ya no le convenía, con vistas a la imagen pública que necesitaba.

El beneficio de sus rabietas fue que se estrenó vajilla varias veces.

Sin embargo, la violencia de Lidia Pérez no se detuvo, sino que adquirió otras vías o intensificó las usuales.

Su sentido infantil de la propiedad es visible, pues dado que no tenía forma de hacer el programa sola al inicio, utilizaba a miembros de Nueva Acrópolis, los cuales debían tener las respuestas en la punta de la lengua, so pena de presenciar de nuevo los enojos de Lidia Pérez en los cortes comerciales o durante el programa.

Uno de ellos la suplió como locutor varias veces, pero cuando ella encontró que este integrante había recibido cartas de felicitación, en su auto, furiosa, señalándose a sí misma, reclamó al integrante con la frase de “¿Qué te crees? ¡El programa es mío, mío, mío!” A este miembro lo expulsó de Acrópolis después de que se casó con una mujer que no era del grupo.

La expresión del ¡mío, mío, mío!, tres veces, con aire infantil, Lidia Pérez lo saca a la luz cuando siente el mínimo acercamiento a sus pertenencias, aunque nadie trate de tomarlas.

Las descargas de agresividad no han terminado. Muy probablemente por haber tenido un mal día y también por mala fe, las cenas de dirigentes y de hachados son generalmente un trago amargo del que los miembros que dan donativos monetarios grandes, huyen. Pagan por no ver.

Además de la práctica usual de Lidia Pérez de hacer escarnio de los hombres y de despreciar verbalmente, en público, a las mujeres que considera una competencia, las cenas son una ordalía de malos ratos o de chismes sobre los miembros.

De izquierda a derecha, después de llegar a la mesa con mala cara, Lidia Pérez comienza con la pasarela de las humillaciones. En voz alta ataca a cada presente, uno por uno, con críticas destructivas, degradantes, en un tono frío, sin recibir una sola interpelación, pues cada miembro no tiene fuerza para defenderse. En este punto se pueden recordar sus palabras de pltrica mensual: “¿es útil que nos señalen nuestros defectos? ¡Sí es útil! ¿Es útil que nos agredan? No, no es útil, como tampoco es útil que nosotros agredamos a los demás, no es útil, la agresión no es útil”. No sigue sus palabras.

5. Incapacidad para la empatía

La incapacidad para la empatía se presencia en las seudoconsultas psicológicas de Lidia Pérez.

Domiciliada cerca de la Avenida más transitada de la capital, su casa-consultorio es el escenario de sesiones llevadas a cabo sin formación profesional, ni certificada.

Lo menos importante es que ofrezca y cobre por elaborar perfiles astrológicos que obtiene de algún programa de Internet, después de haber tomado un curso incipiente de astrología.

Quienes tengan sus cartas astrales a mano pueden incluir sus datos, gratuitamente, en http://www.grupovenus.com/ y compararlos con las cartas “elaboradas” por Lidia Pérez. Pueden pedir los informes supernatal, indra, infantil, vocacional, carta natal, astrología kármica, astrología espiritual, general, kármico-espiritual o amoroso- sentimental.

La terapia que ofrece lesiona la integridad moral de quienes se le presentan. Miembros de Acrópolis que han ido con ella, salen de las “consultas” con el choque emocional de haber sido humilladas y agredidas.

Lo más significativo del modo de operar de una seudoescuela, es que los receptores de la violencia no saben con claridad que han sido agredidos. Después del ataque verbal sólo saben que se sienten apabullados y que son basura.

La maldad no es la razón, sino la falta de educación profesional, la improvisación, la ignorancia, la carga de problemas psicológicos. Es tomar terapia con un paciente psiquiátrico.

Muchos integrantes de Nueva Acrópolis salen de sus consultas en estado de confusión y humillación, por haber recibido críticas y la consabida violencia verbal de Lidia Pérez.

Los miembros de Nueva Acrópolis pueden ir a consulta con ella aprovechando el precio especial, un descuento de 300 pesos por sesión aproximadamente. Quienes ayer eran Discípulos hoy son clientes.

Eva fue a consulta con Lidia Pérez. Eva le contó que Elías la pretendía y se enteró de que nuestro amigo Elías también va a consulta.

Lidia Pérez le dice que evite a Elías, que es una persona con muchos traumas, detallando lo que Elías contó en la consulta, más los chismes que sabe sobre él.

Quienes no son miembros de Acrópolis pueden tener la absoluta certeza de que algunas de sus conversaciones son expuestas por Lidia Pérez en reuniones con sus miembros.
Otro ejemplo de la falta de empatía es la búsqueda de confianza para utilizar lo que se le diga. Su clásica pregunta es ¿y en qué estás, cómo estás?

Si no es pregunta directa, tiene informantes. Tan pronto Lidia Pérez llega a uno de las filiales de Acrópolis, llama a las personas a quienes designó para proporcionarle información de los miembros. Tiene a varios elementos que le proporcionan noticias, provenientes de escuchar chismes, como de confidencias que se les han dado con la confianza de ser depositarios, como amigos.

Otras preguntas inmediatas de Lidia Pérez son ¿qué ha hecho tal integrante? ¿Tiene alguna relación amorosa? ¿Qué problemas tiene? ¿Cómo vive, qué ha hecho, tiene líos con su familia, dónde está trabajando?

Sus interlocutores, llevados por un deseo de complacer, le revelan las confidencias que se les han hecho.

Con esa información, Lidia Pérez puede manipular mejor a esos integrantes. Ellos le han conferido una autoridad altamente especial al darle el título de “Maestra”. Por ese poder, mas la Devoción que suponen tenerle como Discípulos ella se inmiscuye en la vida al pulsar emociones íntimas o socavar la confianza en ellos mismos.

Si se le dio información sensible, la persona delatada es exhibida públicamente. El juego no termina ahí. Cuando la delatada llega a quejarse, Lidia Pérez menciona a quien le dio la información.

La delatora, ante el reclamo de la delatada, se escuda diciendo que no era posible que no se lo contara a la Maestra.

Además de provocar esos conflictos, Lidia Pérez gusta de poner a pelear a los Hachados entre ellos, como durante años hizo con Trabajo y Seguridad.

Como el miembro acepta esos manejos, al interpretarlo como parte de la relación maestro-Discípulo, obediencia por Devoción, toma como obligación aceptar las humillaciones y experimenta culpabilidad por su enojo y su sentirse exhibido.

La falta de empatía de Lidia Pérez la ha vivido también a quien llama su Maestra, la Sra. Delia Steinberg Guzmán.

El rechazo de la Sra. Delia Steinberg hacia Lidia Pérez, debe ser tomado como uno de los hechos más significativos que revelan el carácter de quien describimos.

Se recuerdan las reacciones de Lidia Pérez con Livraga, con quien no dudaba en hacer gestos desagradables ante sus palabras, lo cual en el sistema de veneración a Livraga era por completo inusitado.

Años después del fallecimiento de Livraga, se vio el mismo fenómeno en una de las visitas de cada septiembre hechas por la Sra. Delia Steinberg, quien expresaba tener un gran cariño por México.

En una de las visitas se efectuó una reunión de Fuerzas Vivas en la sede de Amado Nervo, donde Lidia Pérez pidió a la Sra. Steinberg que hablara sobre Livraga.

La Sra. Steinberg respondió que no deseaba hacerlo, siendo evidente que su negativa se debía a que le era un tema muy sensible.

Lidia Pérez continuó insistiendo de la forma conocida por quienes la ven en Acrópolis o en ciertas presentaciones del Comité Giordano Bruno, de sonreír de manera que trata de ser graciosa, pero que es por completo inapropiada y pueril, desagradable para su interlocutor y para el público. Esos son los destellos de la verdadera Lidia Pérez.

En el transcurso de esa reunión, Lidia Pérez había formulado preguntas a la Sra. Steinberg, como hace reiteradamente, de incluir la respuesta en la pregunta. Formuladas de esa manera, las respuestas son una ratificación al “criterio correcto” de la Maestra.

Sin embargo, la Sra. Steinberg no hizo tal ratificación, sino que la contradijo en cada intervención.

Eso se ha visto en eventos públicos, por ejemplo, en mesas redondas del Comité Giordano Bruno, donde en una ocasión, al término de una intervención, pasó el micrófono a uno de los presentes en la mesa diciéndole: “estarás de acuerdo conmigo”, a lo cual la respuesta fue: “pues no”. Por esa misma actitud, la que era directora de Radio Red, en un programa, la calló en micrófonos.

En esa reunión, además de acaparar la palabra cuando no formulaba seudopreguntas, la insistencia de Lidia Pérez con la Sra. Steinberg para que les hablara de Livraga, sin consideración por el notorio dolor de la visitante, hizo lo que difícilmente puede suceder con la Sra. Steinberg. La hizo perder la paciencia.

Ésta le dijo: “Lidia, estás faltándole el respeto a tu maestra que soy yo, estoy a punto de irme de aquí por tu falta de cortesía y tu soberbia”.

Dicho eso, se levantó y se fue al segundo piso del local de Amado Nervo.

También importante es el afán de protagonismo de Lidia Pérez, incluso opacando a otros que algún mérito tienen sin pensar en términos de competición. Es uy visible cómo Lidia Pérez distrae con bromas o comentarios, felicitaciones dadas a alguno de los miembros. Livraga envió felicitaciones que Lidia Pérez no transmitió, por ejemplo en la Reunión Internacional de 1991.

6. Marcada predisposición a culpar a los demás o a ofrecer racionalizaciones verosímiles del comportamiento conflictivo, irritabilidad persistente

“Actualmente existe una disgregación del Yo, pues conceptuamos por una parte nuestra vida como acropolitanos y por otra, nuestra vida fuera de Acrópolis. Necesitamos superar esa neurosis entendiendo que no hay diferencia, ya que no hay una vida fuera de Acrópolis, pues siempre pertenecemos a ésta”. Palabras de Lidia Pérez.

El anterior discurso es la pièce justificative de la confesión pública. Asumiendo conceptos tomados de la psicología, usa el sentido de salud mental para ofrecer una racionalización verosímil a un comportamiento conflictivo, la invasión de la privacidad.

Ella ensambla conceptos mediante palabras técnicas que proporcionen un aire de seriedad. Por otra parte, son conceptos mal utilizados.

Lo que dice Lidia Pérez es que tener una vida propia, un ámbito personal donde no esté Acrópolis, es un error. No existe la intimidad, tampoco lo personal. Por eso los Fuerzas Vivas deben tener el teléfono móvil encendido las 24 horas de días, los siete días de la semana. Conduce a chantajes ante las emergencias familiares como la enfermedad o agonía: “¿Qué es primero para ti, tu familia o tus maestros?”

Lo más importante de los hechos descritos es que en ellos se estableció el modus operandi, el cual ha empleado hasta la fecha: justificar acciones inadecuadas mediante aducir una razón ética, una necesidad, con juicios de autoridad.

El culpar a los demás se encuentra en un performance gustado por Lidia Pérez.

Recordar frente a sus integrantes, a los que se han ido, donde elabora razonamientos verosímiles como el de “haber fallado como maestra”.

No es un reconocimiento de responsabilidad, sino una ostentación de su bondad.

El sentido de su discurso es: “yo, que soy tan noble, tan entregada, también soy tan honesta y humilde como para reconocer ante ustedes, que no tuve la capacidad de ayudar a personas con graves problemas”.

Más todavía, Lidia Pérez se lamenta de que los se han ido “no han hecho nada con sus vidas”, lo cual además de colocarla a ella en posición de juez autonombrada, pretende establecer el gran nivel de los integrantes de Acrópolis.

Quienes se van, no han tenido logros de repercusión. Al contrario, los integrantes de Nueva Acrópolis son grandes profesionistas, grandes artistas, grandes legisladores, grandes pensadores, creadores de una obra reconocida por los eminentes pensadores de nuestro tiempo. Cualquiera que lleve unos años en Acrópolis ve que sus miembros son internamente los mismos de hace 5, 10, 15, 20 años. Ningún desarrollo personal. En ese sistema no puede haberlo.

7. Incapacidad para mantener relaciones personales duraderas,

Esta incapacidad de establecer una comunicación real con terceros, la conduce a presentarse ante los demás, no como una persona, sino como una imagen.

La señora Pérez carece de interrelación con otras personas. Su mecanismo consiste en crear una imagen de sí, más elevada de lo que realmente es como persona. Es un ensamblar recursos: la radio, el doctorado, ser maestra en Acrópolis. A través de ese ensamblar de imágenes aceptadas por la sociedad, ella trata a personas desde una posición de autoridad. Todas sus relaciones personales, ella las ha destruido.

Incapacidad para verse a sí misma

Entre los años 1992-2004, Lidia Pérez consideró que tenía lo suficiente como para desligarse de Nueva Acrópolis, sin renunciar a su poder en la seudoescuela.

Durante varios años convivió con Esmeralda Osuna para dejarla como directora nacional. Todos se asombraron de que no quedara en ese cargo otra Hachada cuyo nombre era la primera de la lista, pues la veían como la más cercana a Lidia Pérez. Sin embargo, como hemos visto eligió a Osuna por sus capacidades de administradora, no como Maestra.

Hecho eso asistió cada vez menos, limitó sus grupos de clase, daba consulta en su despacho hasta que acondicionó el “consultorio”.

Los miembros de Nueva Acrópolis habrán escuchado por voz de ella y de la actual directora, que el cambio se hizo para sentar precedente, por la forma de hacer un cambio gradual y correctamente, “una acción vanguardista y con elegancia”, aseveró.

La vanguardia y la elegancia son tan exquisitas que terminan siendo inútiles, pues los beneficios de Lidia Pérez ya estaban logrados.

Teniendo un departamento en Barcelona, una casa de campo, su departamento cerca de Insurgentes, la escuela reconocida ante la SEP, con RVOE pero presentando en el staff de profesores a muchos que ya no trabajan para ella, su consulta, todo lo que hizo no sola, sino también con el uso de Nueva Acrópolis mediante dinero y obtención de prestigio, ya estaba a su nombre.

Propiedades, clientes cautivos para su consulta, poder en Acrópolis. Un negocio redondo.

Hoy dice, en frases donde se conmueve hasta el llanto: “cada día gozo más de la vida”, “estoy tan agradecida a la vida”, mientras en privado humilla a sus miembros y ostenta una posición académica que no tiene, sin olvidar su expresión de que “cada vez soy más libre”.

Preguntas

Un dirigente dirá que no es verdad, pero yo te digo: ¿te pones tenso y te asustas cuando Lidia Pérez fija la mirada en ti y te hace una pregunta? Cuando cuestiona al grupo y nadie dice nada, ¿ruegas por dentro que alguien más hable? Pides por dentro contestar bien o sabes que si es un mal día, ella te dirá hasta de lo que te morirás, porque respondiste incorrectamente.

¿Crees que esto es tu culpa? ¿Es porque seas inmaduro?

Tú reaccionas de esa forma porque fuiste adoctrinado, amaestrado.

Si difieres o te defiendes, Lidia Pérez te criticará, al acusarte de ser agresivo, egoísta, incapaz de darte a los demás.

¿No te parece que sus palabras, le quedan a ella y no a ti?

¿Tú crees que Lidia Pérez es un gran líder? Ella tiene ese poder sobre ti porque abusa de una imagen relacionada con uno de los vínculos humanos más poderosos, el del guía espiritual. Tu parte de responsabilidad fue haber sido crédulo. Cediste tu poder.

Detrás de sus palabras de libertad, está la cadena. Si no lo crees, prueba, intenta irte de Acrópolis aunque sea para probar y entenderás. Lo entenderás en lo que experimentas y en ver cómo reaccionan. También entenderás por lo que pasaron los que trataron de irse “bien”.

Lidia Pérez López presenta una imagen, ensamblada con imágenes más pequeñas como ladrillos: el falso doctorado, el ascendente de ser “Maestra”, los más grandes foros académicos entre los que cabe destacar.

No relacionarse con nadie, mantenerse distante, agredirlos, puede suceder por su retraso en el desarrollo del yo. Lidia Pérez tiene la convicción de que todas las personas están para servirla. Es la razón de que no experimente remordimientos. Esta carencia de escrúpulos es síntoma de un grave retraso en el desarrollo psíquico-afectivo, por lo cual puede exponer y desarrollar grandes ideas en abierta contradicción con la realidad en que vive.

Comentarios

Este libro no ha sido una relación de accidentes, sino una descripción de sustancias. Lidia Pérez con su french poodle en brazos, en la plaza Giordano Bruno, no es un cuadro con el que deseemos ridiculizarla. Es la estampa viva, la descripción ejemplar de la auto-caricatura.

Esa caricatura la rebasa, para ser la caricatura de los que mienten y se hacen pasar por justos. No es contra la persona de Lidia Pérez. Sin embargo, por escribir esto, algunos miembros y exmiembros nos acusan de hacerle daño.

Nada más falso.

A Lidia Pérez la dañan quienes están cerca de ella. Los que le dicen lo que ella quiere oír, quienes desde hace 20 años avalan sus errores. Los aduladores. Los que le temen por el sistema autoritario de Nueva Acrópolis.

Y quien más daño hace a Lidia Pérez es ella misma. El mundo que se construyó en Acrópolis es su prisión, pues al dominarlo se creó el espejo ideal, acrítico y autocomplaciente. Ella dejó de crecer como persona.

Ella creía que todo estaba hecho, que bastaba seguir por el camino que se forjó alegremente, sin pagar el precio del esfuerzo verdadero.

Cuando ya lo tenía hecho y se limpiaba las lágrimas, agradecida por la felicidad de su vida, presentamos a la gente esta denuncia para que la llamen por lo que es y se eviten poner un pie en Acrópolis.

Como ella ha dicho en su reiterada narración zen, Esto también pasará.

Para que pase, es indispensable actuar.

2 comentarios:

* dijo...

HOLA, SOY DE PERU, ESTOY LEYENDO EL LIBRO, EL GRAN ENGAÑO, ES Q MI NOVIO DE 22 AÑOS ESTA ASISTIENDO YA 2 MESES A ESTE GRUPO Y LA VERDAD A MI NO ME PARECE CONFIABLE, LO HE ESCUCHADO HABLAR COSAS EXTRAÑAS, HABLAR SOBRE CABALLEROS Y DAMAS, ASI DICE CLASIFICAN A SUS SEGUIDORES, POR FAVOR AGRADECERE SI ME PUEDEN ENVIAR A MI CORREO INFORMACION SOBRE ESTE GRUPO DE NUEVA ACROPOLIS. EN LIMA, CAPITAL DE PERU, ESTA PROPAGANDOSE COMO UNA PLAGA Y EN REALIDAD EN TODO EL PERU. POR FAVOR MANDAME INFORMACION PARA SACAR A MI NOVIO DE ESE LUGAR TAN NEFASTO.
beatrizita042hotmail.com

muchisimas gracias.

Ma Concepcion Velásquez R dijo...

Es verdad todo lo que se dice, estuve en el grupo tres años y me llamaba la atención como no tenían vida personal los integrantes y que vivían como zombies, con miedo aterrador a no fallar, conocí a la Sra Lidia Pérez en una conferencia, y también personalmente a la Sra Esmeralda Ozuna, y ver con todo respeto, lo comento, como su esposo Alberto es tratado humillantemente como servidor de la Sra Esmeralda y no como compañero de vida o esposo.
Quisiera saber quien escribió este interesante y sobre todo honesto artículo.
Gracias
Maryl